martes, 24 de noviembre de 2015

1511* Intenta Hallar La Felicidad En Las Cosas Pequeñas E Invisibles A Los Ojos. C. "Jopito-Daniel" D

Número 1511 | lun 23 NOV 2015 | Año X

 

MVD | Rescate a Gerardo Gatti





"...Ya hemos ido aprendiendo que a veces las denominaciones son engañosas. Por eso no nos dedicamos a pegarle etiquetas a la lucha de los oprimidos. Puede haber gente que llamándose en forma parecida no sepa bien lo que quiere, y hay también quienes con otro nombre, o a veces hasta sin saber darle nombre, buscan lo mismo.
A todos los que sin mezquindades, a su manera y en su medida luchan por estos ideales, los llamamos compañeros."

(Gerardo Gatti Buenos Aires, junio/ julio de 1975)


Plenaria Memoria y Justicia está convocando a un Rescate de la lucha, memoria y pensamiento político del Compañero Gerardo Gatti.

 

El Rescate se va a realizar en 3 instancias a las que queremos invitarlos


1- Charla a realizarse el martes 24 de noviembre- 19hs, en el Sindicato de Artes Gráficas (Durazno 972).

En la misma se abordaran los siguientes puntos:

- Valores de solidaridad y métodos de lucha del movimiento obrero
- Propuestas organizativas en dos niveles; social y político
- Síntesis ideológica y proceso represivo.

 

2- Mural: Realizaremos un mural en el barrio en donde vivió.

 

3- Rescate: Concentración y testimonios en el barrio donde vivió.


El Rescate se realizará el día

sábado 5 de Diciembre a las 18hs, concentración Rivera y Michigan



 
CristinaJ - postaporteñ@ 1511 - 2015-11-23




 

ARG /Balotaje:
Kirchnerismo: doce años, 

un balance





Una larga trama de más de una década que fue gestando el desenlace. El kirchnerismo como contención de la crisis de principios de siglo y como restaurador del “país normal”. Nuevo gobierno y “nueva derecha”. La indefectible tarea de viejos ajustes



Fernando Rosso /Juan Dal Maso
 

La Izquierda Diario, Buenos Aires, 23-11-2015



 

Por estas horas una pregunta retumba en la cabeza de miles de militantes o adherentes al gobierno saliente y su proyecto: ¿qué nos pasó?
Y ese interrogante está íntimamente relacionado con otro que también resonó en otros momentos de la historia política argentina: ¿qué es esto? O mejor dicho, ahora, “qué fue esto”.

Los autores de estas líneas hemos trabajado los últimos años una crítica más o menos sistemática del kirchnerismo y sus límites (en los blogs “Los Galos Asterix”, “El violento oficio de la crítica”, así como en La Izquierda Diario), como parte de la elaboración y reflexión colectiva más amplia del Partido de los Trabajadores Socialistas, parte del Frente de Izquierda.

Ante el cambio de gobierno y el fin de un ciclo político, consideramos oportuno pasar revista a lo dicho y escrito con el objetivo de aportar a las conclusiones políticas desde la izquierda, en este momento crucial de la vida política nacional
.
De la crisis orgánica a la “hegemonía débil”

El kirchnerismo emergió a comienzos de este siglo como una negación dialéctica de la crisis orgánica que terminó de estallar en las jornadas calientes de diciembre de 2001.
Una crisis catastrófica de la economía, combinada con una crisis social y política. El fracaso de la "gran empresa" de la convertibilidad que nos llevaría al moderno primer mundo y por la cual hubo que sacrificar hasta las joyas de la abuela, devino en una crisis de representación y una movilización de masas que tuvo su cenit en las "jornadas revolucionarias" del 19 y 20 de diciembre de 2001. Jornadas que alcanzaron para que se fuera Fernando de la Rúa, pero no para que las mayorías obreras y populares impusieran una salida independiente.
En aquellos días también se configuró una situación clásica donde “los de arriba no podían seguir gobernando como antes y los de abajo no querían seguir viviendo como hasta ahora”.

Sin embargo, esta definición hay que complementarla con un limitante: “los de abajo no pudieron articular una ‘hegemonía expansiva’ –esencialmente por la debilidad con la que llegó la clase trabajadora al acontecimiento 2001- que permitiera una salida superadora; y los de arriba lograron instaurar una ‘hegemonía débil’ expresada en un ‘semi-nacionalismo burgués’ que alcanzó para una tarea de restauración de la autoridad estatal y para la apertura de un ciclo político y de negocios.

Los momentos de crisis orgánica y sobre todo cuando existe un "empate catastrófico" entre las fuerzas "progresistas" y "reaccionarias", son propicios para soluciones de fuerza y para diferentes variedades de "cesarismo" o “bonapartismo”.

De ahí el famoso “decisionismo” de Néstor Kirchner, que ocuparía varias páginas de análisis entre 2003 y 2006.

Kirchner arribó al gobierno como candidato por default dentro del peronismo, con poco más del 22 % de los votos y en un marco de movilización de grandes fracciones de la sociedad. El primer elemento a señalar es que sin las excepcionales condiciones económicas con las que se encontró, nada del “proyecto” hubiera sido posible. La devaluación que había aplicado el interinato de Eduardo Duhalde y que saqueó el salario obrero (el salario real cayó alrededor de un 30 %), la amplia capacidad ociosa de un país castigado por una recesión de casi cinco años habilitó un nuevo crecimiento prácticamente sin necesidad de inversión, y el inicio del ciclo mundial de alza de las materias primas (o commodities), permitió un ingreso inédito de divisas al país y a la región. 
Es decir, el nuevo gobierno usufructuó la dudosa “virtud” de los que previamente -vía recesión y luego devaluación-, habían hecho el trabajo sucio del ajuste; y la “fortuna” de un viento de cola de la economía mundial.
Pero en un país convulsionado que había gritado en las calles y en las plazas “que se vayan todos”, las posibilidades económicas necesitaban de una traducción política. El nuevo gobierno debió establecer alguna forma de “diálogo” con la difusa agenda de aquel diciembre.

Para esta tarea armó una coalición política y de gobierno que, si bien se apoyaba en el grueso del personal político con responsabilidad en la situación del país, hacia el gran público puso el tradicional PJ en el frízer y adoptó un discurso con inclinación hacia la centroizquierda: se apropió de la demanda histórica de los derechos humanos, impulsó el cambio en la Corte Suprema y, en general, ensayó un relato de lucha contra las corporaciones, hasta con ribetes “nacionalistas”

La bajada de los cuadros de los dictadores fue uno de los momentos simbólicos más intensos de aquellos años. Removió a los supremos de toga y habilitó los juicios a algunos genocidas emblemáticos. Entregó la cabeza de representantes muy odiados (y con escaso poder), para salvar la autoridad del Estado en su conjunto.

La “guerra” contra Clarín y luego el enfrentamiento con las patronales del campo otorgaron la sobrevida para cierta épica, hacia la segunda administración en manos de Cristina Fernández. Así como la repentina muerte de Néstor Kirchner que se inscribió como un hecho político en el devenir de los acontecimientos.

El país burgués aceptaba los vientos de cambio en el discurso de la cúpula del gobierno, acompañando -no sin roces- la operación pasivizadora, a condición de que le aseguraran la devolución de un “país normal”, si fuera posible “atendido por sus dueños”.
Doce años después, el establishment cumple su sueño y fiel a su naturaleza mientras el kirchnerismo le prestó servicios con el corazón, le responde en el festejo fervoroso de una derrota y en manos de un hijo pródigo.
El hijo burgués en el país maldito, presidirá los destinos de la Argentina a partir del próximo 10 de diciembre.

El kirchnerismo fue víctima de la lógica de hierro de todos los “populismos” (como variantes de reformismo): no fue lo suficientemente disciplinado como para ser considerado por el conjunto de los dueños de la patria un gobierno "orgánico" y 100% propio, y no fue lo suficientemente radical como para generar un movimiento de masas en el cual apoyarse para impulsar un cambio profundo.

Los momentos de la restauración


Hacia el año 2007/8 el “modelo” empieza a mostrar signos de agotamiento que la recuperación espectacular de la economía mundial luego de la crisis del 2008 permitió camuflar. Desde el 2011 en adelante, la famosa "restricción externa" volvía a poner sobre la superficie sus límites.

En ese transitar, el kirchnerismo fue dando señales más o menos contundentes que permitían presagiar su final. Un profuso itinerario de giros a la derecha que expresaban en el terreno político, los límites del tímido estatismo en la esfera de la economía.

El temprano vuelco hacia recostarse en el pejotismo, abandonando las propuestas primigenias de la “transversalidad” y la “concertación plural”, que tenían el objetivo mayor de “refundar” un nuevo régimen de partidos estable; fue una de las primeras derrotas de las fracciones “progresistas” del kirchnerismo.

El destino “trágico” de que el único candidato de la coalición oficial con chances para las elecciones de este año, fue uno que hizo de la “no política” el alfa y el omega de todo su discurso y de la reconciliación consensual con las corporaciones su marca de fábrica; representó otro fracaso y una consecuencia lógica por los límites del “proyecto” kirchnerista, en las que el progresismo depositó demasiadas esperanzas.

La ruptura con Hugo Moyano y los paros generales de los años 2012 y 2014, por las políticas de ajuste más claras (techo e impuesto al salario, sintonía fina, devaluación y recesión) significó el quiebre de la coalición con la burocracia sindical unificada, una expresión distorsionada de la separación de franjas significativas del movimiento obrero con el gobierno. Tras la ruptura, se vio impulsado a apoyarse con métodos de prebenda y corporativismo “menemistas”, en la fracción más conservadora y totalitaria de la dirigencia sindical (Antonio Caló de la UOM y el “demócrata” Ricardo Pignanelli de SMATA, entre otros).

La estatización de la militancia juvenil y la “fusión” de sus dirigentes 
(en realidad, muchachos grandes, que trabajan de jóvenes) en el seno del pejotismo, liquidó toda posibilidad de la construcción de una juventud con épica y convicciones que no se reduzca a los patios de la Casa Rosada.

Las "huelgas" policiales fueron otro capítulo de la larga serie de capitulaciones a los poderes fácticos de las corporaciones (armadas o no). No hay que olvidar que el cierre de esos conflictos fue con un “felices pascuas”, y el resultado, una paritaria exprés con aumento de remuneraciones otorgado en tiempo récord.
En el 2013 el fracaso de la “experiencia Insaurralde” (como la calificó delicadamente la revista El Ojo Mocho), cuando el actual intendente de Lomas de Zamora pierde en la provincia de Buenos Aires con Sergio Massa, no fue más que un adelanto de la caída de la “experiencia Scioli”.

La “rebelión de los espías” que estuvo en el trasfondo de la muerte del fiscal Alberto Nisman, fue una manifestación y una muestra del peso que tiene sobre las instituciones de la democracia capitalista el poder real que habita en sus sótanos.
La reconciliación con la Iglesia y con Jorge Mario Bergoglio, convertido en el Papa Francisco en 2013 y el encumbramiento de un general como Cesar Milani, como jefe del Ejército fueron golpes certeros a los “batalladores culturales” y a la moral de quienes habían creído el discurso de los orígenes.
El conflicto de la autopartista Lear (y antes Gestamp) y las represiones llevadas adelante por el Secretario de Seguridad Sergio Berni, terminaron de borrar en el suelo de la Panamericana una desteñida bandera de la “no represión” a la protesta, que encontró su límite justo donde empiezan los intereses de las multinacionales de la industria mimada del “modelo”

El ajuste de 2014 con la devaluación y el enfriamiento de la economía y las diatribas desde la tribuna contra la protesta social y especialmente el impulso fracasado para regimentar los piquetes se anudaron en el nunca bien recordado “Macri Moment” en el que ya se hacía patente la política de levantar a Macri como “adversario a medida”.

Los errores políticos (la candidatura de Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires, clave para la victoria del PRO) no son más que la manifestación en la superficie de la resolución imposible de las dos almas de kirchnerismo. Partido de la contención y del orden, del desvío y la restauración, que, por último, pero no menos importante, nunca dio una explicación sobre lo que pasó con Jorge Julio López ni dio muestras de impulsar seriamente la investigación sobre su desaparición.


Cosecharás tu siembra


El kirchnerismo fue un eficaz desmovilizador de los movimientos sociales que antes del 2003 eran más o menos independientes del Estado. Pero, orgullosos de esta labor restauradora, nunca imaginaron que estaban socavando el propio apoyo popular potencial de su gobierno. 
Salvo durante la llamada “crisis con el campo”, en la que el gobierno tuvo que ponerse en manos del Sindicato de Camioneros y los punteros del PJPBA y algunos actos en los que movilizó masivamente en épocas electorales, no estaba en su hoja de ruta ni las tomas de fábrica ni los cortes de ruta, por el contrario reprimió a los que cortaron rutas y calles y se apoyó en los burócratas sindicales contra el activismo fabril.
La política de reparación de la autoridad estatal terminó con el curioso saldo de que el “empoderamiento” popular tomó la forma de una “estadolatría

Ya no era la gente movilizada la que hacía los cambios, sino el Estado dirigido por el peronismo en una variante más o menos de centroizquierda. Algunos progres se reconciliaron con el peronismo y tuvieron su “ida al pueblo” (en muchos casos desde la virtualidad posmoderna), pero esta política fue una “bandeja de plata” para el desembarco de Scioli. Y Scioli fue un puente de oro para la repentina y “sorpresiva” irrupción de Macri.


Con un sapo en la barriga

“-¿En qué te han convertido Daniel?- preguntó Mauricio con celo de CEO de empresa al que le han arrebatado a uno de sus empleados del mes.
- Me he convertido en un enorme batracio que al ser tragado genera uno nuevo que tiene que volver a ser tragado y así hasta el infinito”.

Con esta broma, el historiador Fernando Aiziczon, sintetizó a la perfección el dilema del progresismo oficialista y el de muchos votantes no agrupados, decididos a apoyar el “mal menor”.

Dos años antes, el cineasta Nicolás Prividera había notado inteligentemente las alternativas poco halagüeñas que se planteaban para la continuidad del “proyecto”: ser una víctima de la astucia de la razón peronista (en el sentido de un agente “involuntario” de la recomposición del pejotismo) o peor aún, terminar como un “muerto vivo” dentro del movimiento que hasta hoy mostraba credenciales de resiliencia eterna. El temor se concretó potenciado, el kirchnerismo fue agente de la reconstrucción de un peronismo que sufrió una de las peores derrotas de su historia

¿Cómo llegamos, si el kirchnerismo había “avanzado” tanto en término de cambios sociales significativos, a la disyuntiva marcada por el “sciolismo o barbarie”?

La respuesta evidente es que la larga serie de acciones políticas que describimos más arriba, no fueron gratuitas y configuraron la política del gobierno cada vez más a la derecha hasta llegar a identificarse con Scioli. Además de que las “conquistas” sociales tuvieron sus marcados límites.

En este contexto, si los “años kirchneristas” pueden leerse a través del par conceptual "orden y progresismo", como afirma Martín Rodríguez, allí precisamente está planteada la contradicción que el kirchnerismo estuvo condenado a reproducir una y otra vez. 
Porque si la instalación de la idea de "más Estado" es en parte expresión de una renuncia de los ciudadanos a ser "sociedad civil" es porque la propia política oficial desmovilizó y subordinó al Estado amplias expresiones de los movimientos sociales surgidos al calor de la crisis

En este contexto, el kirchnerismo instaló "batallas" y "conflictos" a su medida, como si fueran "contradicciones principales" de la sociedad argentina, en la misma medida que su repolitización estuvo mediatizada por el Estado, que a su vez se sostiene en poderes reales poco y nada "progresistas": la policía, la burocracia sindical y el aparato peronista.

Contra ellos chocaron constantemente los nuevos actores de las protestas sociales de los años kirchneristas. Especialmente sectores combativos de la clase trabajadora, movimientos sociales opuestos a la contaminación y el saqueo de las petroleras y mineras y pueblos originarios en defensa de sus derechos.

El espía y el brujo

Rodolfo Walsh y John William Cooke terminaron convertidos en los pensadores malditos del universo kirchnerista porque trataron temas y tópicos problemáticos para los años recientes. 

El primero fue demasiado enemigo de la burocracia sindical. El segundo habló demasiado de la lucha de clases. John William Cooke ya había advertido, en los años de la Resistencia peronista contra los sectores reaccionarios del “Movimiento”: “(…) la lucha de clases existe y no se trata, como sostiene la reacción, de un invento comunista (…)

Algunos pequeños McCarthys infiltrados en el movimiento popular difunden estos puntos de vista, contribuyendo a sembrar el divisionismo. La lucha de clases no es un problema de sentimientos ni de ideas. Es algo concreto, resultante de la estructura económica. Por lo tanto, querer solucionar los problemas de ella derivados por medio de fórmulas conciliadoras es creer en la magia negra y ser tan reaccionario como los que niegan su existencia”.
(La lucha por la liberación nacional. John William Cooke – 1959).


Siguiendo las metáforas cookistas, podemos decir que el kirchnerismo hizo al mismo tiempo de espía y de brujo. Después de un breve período en que las luchas sindicales eran reconocidas en el discurso oficial como supuestas “tensiones del crecimiento”, pasó primero a denunciar las luchas duras las del Casino Flotante de Buenos Aires, Mafissa en La Plata o el Hospital Garraham, como producto de conspiraciones de una izquierda que, como decía en los comienzos del ciclo el intelectual Horacio González, perseguía un “modelo de guerra”.

Luego de la ruptura con Moyano, pretendió detener las “potencias infernales” de la protesta obrera con una combinación de pacto social con los sindicatos adictos, uso de la patota contra el sindicalismo de izquierda (que terminó entre otras cosas en el asesinato de Mariano Ferreyra) y desarrolló un discurso general contra los asalariados (en especial los docentes) que se “quejaban de llenos”.


El sueño dogmático peronista de “reemplazar la lucha de clases por un acuerdo justo tutelado por el Estado” tomaba la forma de una lectura de la historia nacional en clave del “frepasismo rabioso”: un hecho burgués para el maldito país obrero. Y una administración estatal que decretó bajo no se sabe qué artilugio contable, que el salario es ganancia.


Las “conquistas de El Proyecto” con números fríos


La continuidad de problemas sociales estructurales y su profundización en algunos casos, también estuvo entre las causas del retroceso del kirchnerismo.
Algunos números del saldo: más del 50% de los trabajadores gana menos de 6.500 pesos (la canasta familiar está en 13 mil pesos), el 34% trabaja en negro y otro tanto en condiciones precarias. El nivel de pobreza es de 21,8 % en el primer semestre de 2015 y 4,1 % el nivel de indigencia, según el informe de la Comisión Técnica de ATE INDEC.

En las industrias de la construcción y textil el empleo no registrado afecta a más del 60 % de los asalariados. El salario de este grupo es un 60 % inferior al de los registrados. El promedio de participación de los trabajadores en el ingreso nacional 36,5 % es el promedio. En los años noventa fue de 38,35 %. Más de 3 millones de personas se encuentran en déficit habitacional, mientras que las viviendas construidas producto de la especulación inmobiliaria, permanecen en gran parte vacías y ascienden a más de 2,5 millones.

Sería engorroso citar la multiplicación de las ganancias y las rentas de los empresarios industriales y agrarios, la fuga de capitales y la renta bancaria. La Presidenta lo sintetizó muy bien cuando afirmó que “la juntaron con pala”.
Se produjo una extensión exorbitante de la frontera sojera, un desarrollo de la Megaminería contaminante a cielo abierto y una profundización de la PRIMARIZACIÓN de la estructura de la economía.

Es una realidad que creció el empleo (aunque no variaron cualitativamente sus condiciones) y que la AUH y otros planes sociales permitieron pasar la frontera del hambre. 

Pero como señala la politóloga Camila Arbuet Osuna:

“Con el kirchnerismo mucha gente que había tocado fondo pasó de no comer a comer (y mucha otra no se enteró siquiera que había cambiado de gobierno), de estar desocupada a tener un trabajo (en muy diversas condiciones: ocupación, subocupación, trabajo en negro, también dentro del Estado) y eso no puede ser nunca una pequeña diferencia; pero que comer y trabajar, subsistir sean un programa político y que haya que darles las gracias al Estado por mantener viva la población que va a gobernar (el sustento de su gobernabilidad), es en el mejor de los casos un producto del cinismo” (Camila Arbuet Osuna, 
“Democratizar la derrota” en “Qué queda de los cuatro peronismos”. AAVV. Editorial Octubre, 2015).

La exigencia de un fervoroso agradecimiento que manifestó una gran parte del kirchnerismo frente a esta elección, se pareció mucho a la descripción de Osuna
.
La demagogia de Macri tuvo una autopista en los deslizamientos del kirchnerismo, en sus giros a la derecha y su exigencia pedante de que se canten loas al “Proyecto” que, como muestran los números, estuvo flojito de papeles.


El aprendizaje del PRO


La astucia que muchos descubren en Macri, tiene mucho más fundamento en los errores y contradicciones del oficialismo que en méritos propios. Sin embargo, un movimiento inteligente de parte del líder el PRO fue el aggiornamiento de su discurso sellado la noche en que ganó Horacio Rodríguez Larreta en la Capital.
Además de las ventajas de las que gozaba el kirchnerismo en el terreno económico, la mayoría de las coaliciones tradicionales que lo enfrentaron tuvieron una característica común: eran “pre-2001”. Es decir, no tomaban nota del cambio que había significado aquel acontecimiento en la relación de fuerzas del país y su desarrollo posterior.

Macri llevó adelante una caprilización forzosa y acelerada que ayudó a unificar a la oposición detrás suyo. El radicalismo le alquiló los restos de su partido en la Convención de Gualeguaychú, pero Macri mantuvo esa estructura más o menos detrás de escena. Mientras el kirchnerismo ponía al frente al aparato y a las figuras a las que quince años atrás se les había gritado “que se vayan todos”; el macrismo hizo una operación exitosa de marketing para mostrarse como “lo nuevo”. Que además, no iba a atacar ninguna de las conquistas y derechos adquiridos por los trabajadores.

Scioli lamenta hoy no haber podido llegar a ocupar el lugar que tiene Macri, y Macri es un Scioli “exitoso”.

Lo que no cambia Cambiemos


En otros artículos de esta edición de La Izquierda Diario realizamos los primeros análisis de las contradicciones inmediatas del escenario político y el mapa que deja el resultado electoral.

Pero a nivel de lo que venimos desarrollando en esta lectura, hay que recordar que en la Argentina belicosa y con una conciencia media pro-estatalista (o que algunos llaman de centroizquierda) el triunfo de esta derecha “sui generis”, encuentra su límite en esta relación de fuerzas.

El aggiornamiento del discurso de Cambiemos no será gratuito y el aval político a través de un balotaje (que tiene su aspecto de espejismo), tampoco.
En analista liberal Eduardo Fidanza, lo plantea de esta manera nada más y nada menos que en el diario La Nación:
 “Será importante entender que el nuevo presidente encontrará una sociedad donde las expectativas de bienestar superan largamente la capacidad del sistema económico e institucional para satisfacerlas (…) El nuevo gobierno deberá considerar estas creencias para calibrar, si no quiere equivocarse, el reacondicionamiento que necesita la economía”.

La historia más o menos inmediata pasará por el choque entre la recomposición social de la clase trabajadora y las expectativas (que muchos depositaron ilusoriamente en el PRO) altas de gran parte de las mayorías populares y la imposición del ajuste más anunciado de la historia.

Una lucha de clases que resurgirá por el empeño en no dejarse domesticar por los decretos bonapartistas y porque está en la naturaleza de este régimen social. Una nueva etapa que implicará responsabilidades y desafíos, e impondrá la necesidad imperiosa de sacar todas las conclusiones de un ciclo que hoy llega a fin.

- postaporteñ@ 1511 - 2015-11-23



 

postalinas



Amplio repudio a editorial de La Nación


que pide fin de juicios a genocidas


El mismo fue publicado en la edición de hoy lunes. Rechaza los juicios de lesa humanidad y pide “terminar con la persecución” a los genocidas. Generó un enorme rechazo hasta de los propios periodistas y trabajadores de prensa del histórico matutino de la familia Saguier


 

La Izquierda Diario, Buenos Aires, 23-11-2015


El editorial fue publicado hoy lunes, luego de las elecciones que le permitieron a Macri convertirse en presidente del país. En la misma, se afirma que “la elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos”.
Esas definiciones implican una crítica a los juicios de lesa humanidad que se siguen contra los genocidas que actuaron en la última dictadura militar. El editorial dice asimismo que “las ansias de venganza deben quedar sepultadas de una vez para siempre” y compara a los militantes de las organizaciones armadas de izquierda de los años 70’ con los grupos que realizaron atentados en París hace pocos días.

En el editorial se dice asimismo que “ha llegado la hora de poner las cosas en su lugar. Debatir que quienes sembraron la anarquía en el país y destruyeron vidas y bienes no pueden gozar por más tiempo de un reconocimiento histórico cuya gestación se fundó en la necesidad práctica de los Kirchner de contar en 2003 con alguna bandera de contenido emocional. Lo hicieron así al asumir el poder con apenas el 22 por ciento de los votos. Antes habían mirado en esos asuntos para otro lado (...) hay dos cuestiones urgentes por resolver. 
Una es el vergonzoso padecimiento de condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su ancianidad. Son a estas alturas más de trescientos los detenidos por algunas de aquellas razones que han muerto en prisión, y esto constituye una verdadera vergüenza nacional”.

Este reaccionario editorial fue rechazado abiertamente por periodistas del mismo diario La Nación en sus cuentas de Twitter. Asimismo, Norma Morandini, senadora por el Frente Cívico de Córdoba, repudió la nota en la que había sido citada en pos de sostener esa retrógrada posición. Señaló que se interpretó de manera errónea en su postura. “He peleado para evitar la idea de los dos bandos y paradójicamente me vuelven a poner en este editorial. Hoy los argentinos no están en ese tema” declaró.

Por su parte, Myriam Bregman, ex candidata a vicepresidenta por el Frente de Izquierda señaló en su cuenta de Twitter que “no pierden un minuto para reclamar impunidad”. Como ha sido reflejado en este medio, la izquierda es parte de quienes vienen denunciando las presiones en pos de terminar con los juicios contra los genocidas


 

LESA HUMANIDAD

La Nación dio un paso en falso y sus periodistas le marcaron la cancha



El diario publicó un escandaloso editorial en el que sugiere al nuevo gobierno la liberación de detenidos por crímenes de lesa humanidad. Hubo un masivo rechazo por parte de quienes escriben en sus páginas.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). 23/11/15


Anacrónica y  fuera de timing, para decir lo mínimo. En el día después que Mauricio Macri resultó electo Presidente de la República Argentina, el diario La Nación sorprendió con un escandaloso editorial en el que pide "poner las cosas en su lugar" a través de un nuevo revisionismo de lo acontecido durante la violenta década del 70. 

El editorial, sin firma, sugiere al nuevo gobierno  la liberación o reclusión domiciliaria de "condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva”. Para el diario fundado por Bartolomé Mitre, se trata de un tema "urgente".
"Son a estas alturas más de trescientos los detenidos por algunas de aquellas razones que han muerto en prisión, y esto constituye una verdadera vergüenza nacional", señala el editorial titulado "No más venganza"

Luego, el texto se detiene en algunos casos puntuales, entre los que incluye a jueces señalados como blanco de una persecución. 

La opinión editorial del diario desató un vendaval de críticas puertas adentro. Muchos de sus periodistas y redactores se pronunciaron a través de las redes sociales repudiando el contenido de la nota publicada en la edición impresa. 
Hugo Alconada Mon expresó su "disidencia" con el editorial y opinó que los juicios por lesa humanidad“deben continuar".

"Lo peor que podría hacer Macri es  atender el reclamo de "No más venganza". Eso sí sería un imperdonable y vergonzoso regreso al pasado", tuiteó por su parte Gabriel Sued

Javier Navia, editor de La Nación Revista, dijo no coincidir con el artículo, pero reivindicó que " por suerte trabajo en un diario que no me obliga a hacerlo".
"Desde mi lugar en @canchallena, me siento parte del diario La Nación. Expreso mi máximo rechazo al editorial de hoy. Los juicios deben seguir", manifestó el reconocido periodista deportivo Román Iutch

La lista sigue. 

En Twitter, "La Nación" se convirtió en el tema más popular del día. 
En cuanto a su impacto político, sería inocuo, ya que cerca de Mauricio Macri entienden que "ni por asomo" el Presidente electo irá contra los juicios contras los represores. 

Lo planteó el mismo Macri durante la conferencia de prensa que brindó por la mañana de este lunes. Con esa noticia, ocupando toda la pantalla, se encabezaba la versión online del matutino, lo que podría ser leído como la respuesta de los editores de la versión web a la editorial.

En el macrismo además entienden que hay suficientes problemas en la Argentina como para promover un desgaste del nuevo gobierno con la intromisión en asuntos que se resuelven estrictamente en sede judicial. 
Cabe recordar que la "libertad a los genocidas" fue parte de la infructuosa 'campaña del miedo' que promovió el kirchnerismo para erosionar las posibilidades del candidato de Cambiemos. Encabezó esa movida la presidente de Abuelas, Estela de Carlotto.
 




Ganó un presidente protofascista con base socialdemócrata


por Luis Bilbao

Ganó Mauricio Macri. Perdió la farsa pseudoprogresista que engañó al país durante 12 años con reformas parciales y un vuelco fabuloso de riquezas para el gran capital. Los efectos sociales de esa política se expresan en el resultado de hoy. Los efectos económicos se revelarán de ahora en más.

Hay algo peor que un oportunista: uno incapaz de acertar la oportunidad. Aunque desde una perspectiva ética sean lo mismo, en el terreno político el primero puede obtener un aparente éxito pasajero, pero el segundo es un fracaso para todos los tiempos.

Quienes llamaron a votar por Daniel Scioli desde el entorno oficial y un insostenible pseudoprogresismo hicieron algo peor que incurrir en una política sin principios ni estrategia: fueron incapaces de percibir la corriente subterránea que estrepitosamente se anunciaba en el país. Su conducta político-electoral ha sido un factor fundamental para que ganara una fórmula de ocasión, sin futuro posible tal como está hoy conformada.

La sociedad votó por la negativa, como viene haciéndolo hace años. Macri no lidera nada. Está en la cúspide de un fenómeno combinado de desesperación y búsqueda de las mayorías.

La burguesía supo ponerse a la cabeza de esa confusión de peligrosísimas derivaciones potenciales. Los revolucionarios no.

Varias razones explican esa incapacidad. En primer lugar cuenta el desvío de fuerzas de izquierdas en las que una combinación de sectarismo y reformismo impidió una estrategia de organización de masas antimperialista y anticapitalista. Como subproducto, el oportunismo pro oficialista tuvo un peso singular. En alto grado asociado con la corrupción y la búsqueda de cargos públicos, ese ínfimo sector, en el que destacaron quienes gustan clasificarse como intelectuales, esgrimió la bandera de Scioli y su rejunte alegando que era la salvación contra el “neoliberalismo”.

De esta manera desarmaron y estafaron a decenas de miles de honestos partidarios del candidato oficial. Es una tarea llevarle a esos sectores, sobre todo a la juventud, respuestas positivas para sumarlo a la batalla.

Esa ya añeja maniobra de enmascarar al capitalismo con un marbete insustancial sigue dando sus frutos para la burguesía. Ésta tiene en la falta de consciencia y organización de las masas su principal columna de sustentación.
Otro factor del resultado electoral fue el giro de la Unión Cívica Radical, timoneada por una extrapartidaria teledirigida desde Washington, Elisa Carrió, hacia una coalición con el inexistente Pro de Macri.

Esto completa la liquidación de la única estructura partidaria que le quedaba a la burguesía. Y da lugar a un magma indefinido cuyo destino depende menos de quien tendrá la Presidencia, que de lo que sea capaz de hacer la hoy dispersa y confusa fuerza antimperialista y anticapitalista.

Durante todo un primer período no habrá ofensiva frontal del capital. No porque no lo quieran, mucho menos porque no lo necesiten. Es que no tienen fuerza. Si lo intentaran, detonarían un movimiento masivo de rechazo que ya no dirigiría ninguna fracción del capital. Por eso buscarán acumular fuerza. No sería extraño que para ello hicieran maniobras demagógicas análogas a las utilizadas por Néstor Kirchner en 2003. Esta vez, asociadas al combate contra la corrupción. Y también a medidas consensuadas con la burocracia sindical para afrontar el tembladeral económico. Buscarán también ridiculizar a quienes presentaron a Macri como el lobo feroz y a Scioli como Caperucita naranja. Muy probablemente lo lograrán.

Si frente a ese seguro capital político no se levanta una organización de masas, democrática, plural, antimperialista y anticapitalista, la burguesía tendría espacio para emprender, entonces sí, una ofensiva en extremo agresiva, imprescindible para sanear el capital y poder gobernar. 
Los restos en desbandadas de esa ficción denominada “kirchnerismo” sólo contarán, si cuentan en algo, contra todo intento de resistencia y organización de las masas.
Las definiciones y orientaciones de Macri en consonancia con la Internacional Parda no le servirán para gobernar, al menos durante toda una primera fase, que no será breve. La socialdemocracia se define en lo general pero vacila, y vacilará aún más de aquí en adelante, para llevar a cabo la tarea encabezada ahora por un protofascista. Reafirmamos lo dicho en nuestro artículo Pseudoprogresismo y elecciones en Argentina: “gane Scioli o Macri, no hay democracia burguesa estable en el futuro nacional”. Nuestro papel será un factor clave para dirimir este combate histórico por la inteligencia y el corazón de las masas. Publicado en
 http://postaportenia.blogspot.com.ar/2015/11/1507-entre-esos-tipos-los-ladriprogres.html


En lo inmediato está el objetivo clave de defender la Revolución Bolivariana de Venezuela y los gobiernos del Alba, ante la ya iniciada ofensiva retórica de Cambiemos y su presidente.

Allí están entonces planteadas las tareas de las fuerzas revolucionarias. No deberíamos perder un instante en programar una sucesión de reuniones que culmine en 2016 en un gran encuentro nacional para la fundación de una alternativa verdadera, creíble y capaz.


Buenos Aires, 22 de noviembre de 2015, 21.30hs.



ANÁBASIS – Ανάβασις

 

HISTORIA, MEMORIA, CONFLICTO
en RADIO QK, 107.3 FM


archivos de audio programa  radio española  de Oviedo Anabasis / radioQK
tercera entrega(35)

Las huelgas en Francia en mayo y junio de 1968 (I)


En la presente edición, desentrañamos los pormenores del imprescindible libro de Bruno Astarian, Las huelgas en Francia en mayo y junio de 1968 (Traficantes de Sueños, Madrid, 2008) para acercarnos a un fenómeno histórico tan manido como es el Mayo francés, muy desconocido en cuanto a todo lo que pasó en el mundo del trabajo, hecho muy sorprendente teniendo en cuenta la extensión del movimiento huelguístico a 8 o 9 millones de participantes, la mayoría de la población asalariada francesa del momento. Huelgas y ocupaciones de fábricas se suceden como un reguero de pólvora a partir de una jornada de solidaridad con la protesta estudiantil que tiene lugar el 13 de Mayo hasta que se vayan sofocando tras la primera semana de junio. Leyendas ideológicas, realidad y paradojas de unas huelgas masivas pero muy pasivas y, por lo general, muy poco salvajes, marcadas por el aislamiento y el encuadramiento sindical. 

En esta primera parte, examinamos el contexto planteado por la tensión estudiantil, el desarrollo de las huelgas y ocupaciones, el papel del PCF y la CGT, los intentos de radicalización y desbordamiento, los Acuerdos de Grenelle que tratan de poner fin al conflicto, el rechazo al trabajo asalariado y el odio a la cadena de montaje…

AUDIO

https://archive.org/download/Anabasis15may14Mayo
68I
/anabasis%20-%2015may14%20-%20mayo68%20%28I%29.mp3



 ARG| ¿Hubo Fraude en el Balotaje? [Teorías]


http://www.taringa.net/posts/imagenes/19118210/
Hubo-Fraude-en-el-Balotaje-Teorias.html#página-2


 


posta - postaporteñ@ 1511 - 2015-11-23 


 

Brasil / Contradicciones del

 neo-desarrollismo son
devastadoras para los trabajadores



Entrevista a Ricardo Antunes


Gabriel Brito, de la Redacción

Correio da Cidadania, San Pablo, 9-11-2015

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

 

Al inicio del año, el sociólogo Ricardo Antunes afirmaba que “la falencia del PT genera inestabilidad política”, dentro de un gobierno prácticamente “natimorto”. En una nueva entrevista con Correio da Cidadania, reafirma tales análisis. A la vez, describe la “crisis económica, política y social profundas”, lo que a su entender torna impredecible el cuadro hasta 2018. Incluso, pone en duda la posibilidad de una “reaparición histórica” de Lula

A continuación publicamos una versión editada de la entrevista, autorizada por Ricardo Antunes.

(Redacción de Correspondencia de Prensa)



- Correio da Cidadania: En el inicio del año, tú afirmabas que estábamos ante un “gobierno natimorto”, fruto de la “falencia del PT”.
¿Cómo evalúa la crisis política, ética y económica que ya marcó el quinto año de Dilma Rousseff en la presidencia de la República?



Ricardo Antunes: El cuadro actual confirma mi formulación provocativa. La elección que Dilma ganó señalaba una victoria electoral difícil y una acentuación todavía más profunda de un gobierno antipopular, completamente favorable a los grandes y dominantes intereses, en particular del capital financiero. Y sometido a las imposiciones exigidas por el FMI y a la reglas del orden, o sea, un gobierno que debía implementar los más rápido posible un ajuste fiscal, profundamente destructivo en relación al mundo del trabajo, cortar conquistas, reducir otros derechos de los asalariados en general, aumentar y garantir el superávit primario. De tal modo que, al encontrar respaldo de las intereses dominantes, del mundo financiero y productivo (aún en un contexto de crisis), creyó que podía iniciar su segundo mandato.

De allá para acá, más allá del agravamiento de la crisis política, vino simultáneamente el agravamiento exponencial de la crisis política. La Operación Lava Jato llegó a los núcleos dirigentes del PT y los vínculos de sectores dominantes que controlaban las finanzas del partido, inclusive con el empresariado más destructivo y corruptor, como por ejemplo la “burguesía de las empresas constructoras”. Tal crisis fue ampliada por el hecho de que el ajuste fiscal penalizó a los sectores asalariados (que garantizaron la victoria de Dilma), empobrecidos y dependientes del programa Bolsa Familia. Vale recordar que Dilma perdió el apoyo de capas de asalariados y Aécio Neves ganó en el ABC Paulista, mostrando como el derretimiento petista hasta en el cinturón industrial de su núcleo originario.

Las duras medidas del ajuste han corroído parte de lo que resta de la base de apoyo de Dilma entre los asalariados. Tanto que vemos con frecuencia manifestaciones de movimientos como el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) y MTST (Movimiento de Trabajadores Sin Techo) contra el ajuste fiscal y la política económica de Dilma, aunque todavía es contra el impeachment. Sólo en pocos casos es claramente a favor del gobierno. El 13 de octubre, por una suspensión del STF (Supremo Tribunal Federal), Dilma consiguió librarse de un proceso de impeachment, pero recordemos que es una suspensión, que puede ser levantada más adelante, más allá de otras iniciativas todavía en curso

Así, respondiendo a la pregunta, el gobierno Dilma es un gobierno que no gobierna. Cada medida que toma es una “desmedida” importante, junto a amplios sectores del empresariado, especialmente el industrial, que en función de lo alto de las tasas de interés y de la falta de perspectiva para la economía en los próximos meses comienza a retirar el apoyo que era fuerte recientemente. Ese empresariado no se bandea completamente de lado del impeachment, porque sabe que abriría una crisis social en el país. Muchos hacen oposición al gobierno Dilma, pero no aceptan una medida tomada por un parlamento cuyo nivel de compromiso visceralmente degradado. Basta decir que el presidente de la Cámara (de diputados) está envuelto en las corrupciones que viene impregnado la política brasilera en las últimas décadas.

- Correio da Cidadania: De ese modo, es precipitado reducir la hipótesis del  impeachment a un mero collar político del mandato de Dilma, a ser usado por el mayor tiempo posible.

Ricardo Antunes: Ciertamente. No es apenas un collar. Porque si de un lado el empresariado sabe que el impeachment tiene un apoyo social, por otro, una parálisis completa de la economía asusta al empresariado. Lo que es inaceptable también para los asalariados. ¿Qué es lo que ven los asalariados y asalariadas? Millares de despidos. Cuando no son despedidos, tienen que negociar con un cuchillo en el corazón y una espada en la espalda para aceptar una reducción de la jornada con reducción salarial, la antesala del desempleo.

El capital financiero, claro, percibe el alza de intereses y la calesita financiera favorable, pero en la medida en que debe controlar el crédito casi sin poder prestar, pues el riesgo es enorme, crea toda una parálisis económica. Y el movimiento callejero de las clases medias conservadoras, hoy, digamos, más retraído, puede volver. Para completar, 2016 es año electoral.

No habiendo impeachment, se intenta una alternativa donde el gobierno reina, aunque no gobierna. Pero Dilma ni siquiera reina.


- Correio da Cidadania: ¿Cómo encaja la figura de Lula en medio de la crisis política? ¿Qué se puede esperar de él, o de este “personaje”, o de lo que se llama “lulismo” para los próximos tiempos?


Ricardo Antunes: Primeramente, el fenómeno del lulismo es muy reciente. Fui de los primeros en tratar las pistas en dos libros de artículos: La desertificación neoliberal de Brasil y La izquierda fuera de lugar. La figura del lulismo es todavía poco conocida entre nosotros, aunque se pueda tener muchas pistas, como se vienen dando desde 2012 por lo menos.
Rápidamente, el lulismo es la figura carismática y en sus momentos de apogeo fue casi mesiánica, de un líder que conseguía accionar a dos puntas de la clase trabajadora.
En el apogeo de Lula, él tenía un respaldo casi inquebrantable de la clase trabajadora organizada brasilera, aquella clase trabajadora que tiene formas de asociación sindical o de algún nivel, donde Lula era su principal líder. No sin razón. Es preciso decir que Lula fue, tal vez, el mayor líder sindical del siglo XX brasilero. Es pasado, pero fue. Y fue en base a esa trayectoria, de 1975 a 1989, y luego hasta 2012, algo real, que él se tornó un líder nacional.

El lulismo, y en particular su personaje, también está atado de forma indisoluble a la figura de Lula -así como el varguismo está atado a Getulio Vargas y el brizolismo a Leonel Brizola. 
Pero el lulismo no tiene herederos. Y un límite entre otros tantos de Lula. Es tan auto-concentrado y personalizado que no tiene herederos. El varguismo al menos tuvo a Joao Goulart y al brizolismo como herederos, entre otros que no eran Vargas. Pero intentaron remar de forma similar. El Lulismo no tiene heredero alguno.

No obstante, como ya se dijo, la crisis del mensalão desató una catástrofe en alta cúpula del PT, mostrando la corrupción política y, como sabemos, con grandes trazos de corrupción privada y enriquecimiento personal. Fue una crisis profunda. Y la crisis de 2005 tiene muchas similitudes con la actual. No tengo dudas que Lula estuvo a segundos de su renuncia en aquel fatídico año. Es pura intuición. No sé si se acuerdan de una entrevista que él concedió en Francia, a una joven periodista, estaba completamente perdido.

Después de aquel período, Lula ganó las elecciones en 2006 y comenzó su segundo gobierno. Hubo un cambio importante, conforme escribí en la época: “Lula comenzaba a emigrar de la clase trabajadora más organizada hacia los sectores más empobrecidos de la sociedad brasilera, que vivencia los trabajos más precarizados, hasta el completo no-trabajo y el desempleo, típicos de las poblaciones pobres de los rincones brasileros, donde el programa Bolsa Familia tiene incidencia”. Hay que acordarse, Bolsa Familia comenzó en el segundo mandato de Lula. En el primero el programa era Hambre Cero y fue un fracaso completo.

La Bolsa vino con un nuevo diseño, alcanzó a millones de familias y creó un bolsón electoral que, en el fondo, era una tragedia política. La Bolsa garantizó la sobrevivencia de familias paupérrimas, sin la realización de reformas estructurales profundas que podrían haber eliminado las causas de la pobreza, por ejemplo: la reforma agraria y la reforma urbana. No hubo nada de eso. Pero con la Bolsa, el PT tenía garantida una base excedente para las victorias electorales.

Ese sector social empobrecido de apoyo al lulismo, produjo, simultáneamente, la pérdida de apoyo a Lula en los sectores organizados de la clase trabajadora (…) Es difícil aquilatar cuanto de apoyo perdió el lulismo en el sector más pobre, pero pienso que se fragilizó porque esa población ve al creador como una criatura que fracasó. Entonces, como Dilma es la creación de Lula, una parte expresiva del descontento va hacia su gobierno.

La intuición que tengo es que para que Lula vuelva a ganar una elección, va a tener que sudar mucho la camiseta. Sudar de más, porque el desgaste del PT es poli y multiclasista.
 Es lo nuevo. Perdió el apoyo de las clases ricas, dominantes, propietarias. De forma devastadora perdió apoyo de las clases medias tradicionales (el mito de que el PT creó una nueva clase media no puede tomarse en serio). Y pierde apoyo, también exponencial, en los varios estratos distintos “compósitos y heterogéneos”, para recordar a nuestro querido Florestan Fernandes, que hacen parte de nuestra clase trabajadora. Y Lula lo sabe.

Sólo un cambio muy profundo de la situación, con expansión económica en 2017, podría apagar la tragedia y darle una sobrevida a Lula. Hoy no la tiene. Su suerte es que la oposición más derechista -porque el PT tiene un amplio abanico de derecha de su lado-, no tiene un candidato fuerte.  Aécio Neves salió fortalecido de la última elección, porque su nombre se hizo más visible a nivel nacional, pero en el propio  PSDB no lo entienden así.

En cuanto a las organizaciones a la izquierda del PT, no fueron capaces de hacer la confluencia política de tantos movimientos sociales y sindicales, y tampoco generaron nuevos liderazgos. En la última elección, Luciana Genro se calificó como una joven candidata de izquierda, corajuda y capaz de tratar temas contemporáneos con calidad. Pero liderazgos como el de Luciana Genro -en la medida que tiene fuertes vínculos con el PSOL (Partido Socialismo y Libertad) y la juventud- o  Guilherme Boulos do MTST, en San Pablo São Paulo, están lejos de ser una alternativa. Por tanto, el cuadro para 2008 está muy nublado.
La única cosa que me parece evidente, es que imaginar a Lula vencedor de las elecciones de 2018, es no tener idea del nivel corrosión que el PT y todos sus dirigentes van sufriendo, de modo devastador.


-Correio da Cidadania: Ya que hablaste de Boulos y Genro, que piensas de las iniciativas de reacción a ese cuadro de retrocesos generalizados, tanto dentro como fuera del espacio gubernamental, a ejemplo de Agenda Brasil (más pro-gobierno) y de la conformación del Frente Pueblo Sin Miedo?


Ricardo Antunes: Son manifestaciones distintas, embrionarias y en un cuadro defensivo. La primera de las citadas, piensa en un Frente de Izquierda con dirección del PT. Lo que es un chiste. Un Frente de Izquierda con el gobierno que en su cuarto mandato todavía no tomó ninguna medida de izquierda, ninguna, que mínimamente contrariase los intereses dominantes, es un chiste.

No hubo tasación de las grandes fortunas; no hubo reforma tributaria progresiva, algo elementar, en el sentido de tributar al que más tiene y exonerar a la clase trabajadora; no hubo ningún cambio de la estructura agraria, por el contrario, el PT fue espectacular para el agro-negocio. La burguesía agraria, devastadora, fue enteramente beneficiada por los gobiernos del PT

Por tanto, un “Frente Popular” o “Frente de Izquierda” con el PT es una provocación. Sólo si fuera un Frente de Izquierda para cargar el cadáver político del PT. El PT tiene que ser responsabilizado por sus actitudes. Claro que me refiero al ala dominante del partido y separo a ciertos núcleos de base, a las personas serias, a la militancia que creía en un partido diferente, como en los años ’80.
Pero el núcleo dominante del PT, que en parte está en la cárcel, en parte procesado, no tiene autoridad alguna de llegar a los movimientos sociales y decirle, por ejemplo,  al PSOL y al PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado): “vamos a acordar, ahora que estamos muriendo, un Frente de Izquierda”. 
Lo digo con tristeza: la más dura de las medidas tomada por los gobiernos del PT a lo largo de cuatro mandatos fue destruir a la izquierda brasilera. 

El PT de 2015 tiene poco ver con el PT de 1980. Y la CUT (Central Única de los Trabajadores) perdió, desde el 2002, un conjunto de tendencias militantes que estaban desde su fundación, en 1983.

Naturalmente, soy contrario al impeachment. Incluso si se tiene la prueba cabal de que la presidencia de la República estuvo involucrada, directamente, en las corrupciones. Pero también habría que juzgar los mandatos de FHC (Fernando Henrique Cardoso) y de todos los gobiernos y alcaldes que hicieron lo mismo. Los hechos de corrupción son reprobables, no solamente los de un gobierno.
Iniciativas como el “Frente Pueblo Sin Miedo” y varios otros movimientos tienen una dificultad interna. Por ejemplo, no dicen que a Joaquim Levy (Ministro de Hacienda) lo puso Dilma. Dicen que Levy no tiene apoyo del PT (…) La cuestión de estas manifestaciones disidentes tienen un problema: se puede criticar a Levy  y defender Dilma. No concuerdo con eso. Criticar a Levy nos obliga a decir que el gobierno Dilma e nefasto y antipopular.


-Correio da Cidadania: Estamos delante de la mayor tasa de desempleo de los dos últimos años. ¿Ya se puede hacer un balance contundente respecto de las políticas de ajuste fiscal dictadas por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, y sus graves consecuencias sociales en general y para el mundo de trabajo en particular?


Ricardo Antunes: Existe la apariencia de algo nefasto porque ese proyecto es esencialmente nefasto. Es el proyecto del capital financiero, porque empuja al Estado a secar sus actividades públicas y sociales. Lo que se gasta con la deuda pública e intereses que se remuneran al sistema financiero es mucho mayor que todo el achique practicado por el ajuste fiscal de 2015.

Bastaría otra política, de contención de intereses, antiespeculativa, con otro rumbo, lo que en este momento, con este gobierno, sería imposible. Pero nadie esperaba en octubre de 2014 una guiñada a la izquierda del PT, después de 12 años sirviendo a las derechas y a los capitales.

Dilma no podía hacer nada diferente. Podía continuar haciendo lo mismo, lo que provocaría un corto-circuito, al tirar el costo del ajuste encima de los asalariados. Lo que hizo. El ajuste se resume al mismo que las clases dominantes siempre hacen en tiempo de crisis: que la cuenta la pague la clase que vive-del-trabajo, que depende del salario para sobrevivir. Y hoy no tiene empleo, ni tiene seguro de desempleo, vivimos una situación más triste que la anterior.

El mito que algunos llamaron, apologéticamente, de neo-desarrollismo, cayó. El PT nunca fue neo-desarrollista. Oscilaba entre el neoliberalismo y el social-liberalismo, con cara social-liberal y concentración de renta del capital. Era una redistribución por dentro de los asalariados. Los capitales sólo engordaron y crecieron en Brasil en la era Lula. 

Evidentemente, el resultado es devastador para las clases trabajadoras y el PT va a pagar el precio en las elecciones del año que viene. Las respuestas de la clase trabajadora serán duras contra el PT. Y sería triste si no fuéramos capaces de, al menos, germinar alternativas de izquierda capaces, capaces de canalizar el descontento y no dejarlo ir hacia la derecha del modo tosco y bruto que vemos.

Que al menos comencemos a reinventar la idea de otro modo de vida, otro modo de producción, otra organización de la política, que recuse esta institucionalidad. Un modelo más democrático, más popular, fundado en la soberanía del pueblo, con asambleas y plebiscitos. En fin, ejerciendo alguna cosa de nuevo tipo.


-Correio da Cidadania: ¿Qué esperas de una continuidad del mandato de Dilma y sus consecuencias en la vida política nacional, que pasará con la población en términos de condiciones de vida y trabajo?



Ricardo Antunes: Varios movimientos. Deterioro de las condiciones de vida, destrucción de lo que resta de servicios públicos, con la salud y la educación más precarizadas. ¡El gobierno estadual del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) cierra escuelas! O sea, la cosa pasa por todas las esferas del gobierno. Cuando Levy anunció sus primeras medidas, la cartera que más sufrió fue la de Educación. Esta tendencia va a aumentar.

Paralelamente, vamos a tener un aumento de las revueltas y rebeliones. Evidente. La población de las periferias adquirió un nuevo nivel de conciencia de sus derechos y de las tragedias que permean el país.

Imagino una nueva era de rebeliones. Si más o menos moleculares, no sabemos. Tomará tiempo que esas manifestaciones callejeras, de carácter polisémico, que marcan las luchas sociales del país, comiencen a encontrar algunos polos de confluencia que permitan un salto. 
Una idea que vengo madurando recientemente, una triste constatación, es que las derechas, en 2015, politizaron las rebeliones de 2013 para su campo, es decir, la contrarrevolución, del odio al comunista, al socialista. Todos son comunistas, el PT es comunista, ¡hasta los liberales!


-Correio da Cidadania: ¿Se puede concluir que la izquierda paga el precio de no haber acelerado su reorganización en los últimos tiempos?



Ricardo Antunes: Las izquierdas de los movimientos sociales no consiguieron dar un salto hacia un nivel ofensivo a partir de las manifestaciones de masas y populares. E camino, que nuestras izquierdas tienen dificultad de encarar, es no quedar focalizadas en la próxima elección. ¡No adelanta pensar en las elecciones de 2016, 2018! Precisamos de un campo social y político organizado por la base, en manifestaciones cotidianas, decisiones plebiscitarias, avance de acciones colectivas, sean sindicales o sociales. Es necesaria una articulación más generosa de esa enorme multiplicidad de movimientos sociales y de las izquierdas, donde aisladamente cada uno de nosotros somos pocos. ¡Pero juntos, no!

Otro punto es que trabajamos mucho con la dicotomía movimientos sociales versus partidos. Uno u otro. No estoy de acuerdo en que sean dicotómicos. Los movimientos son muy importantes por estar atados a la vida cotidiana. La cuestión de la tierra es el sentido de la vida para el MST, el asalariado rural, la campesina. Tierra, alimentación, casa y vida nueva. Los sin techo saben que la arquitectura del “planeta favela” los ricos viven encerrados en guetos con seguridad Robocop y hacen que las periferias sean expulsadas para lugares más periféricos todavía.

Los partidos de izquierda al menos reconocen que precisan adentrarse en el siglo XXI pensando lo nuevo. Me refiero fundamentalmente al PSOL, PSTU, PCB (Partido Comunista Brasileño) y pequeños agrupamientos que procuran insertarse en el mundo y en la vida real y, en general, tener una mirada más de lejos. Pero tienen una gran dificultad de vincularse a las luchas cotidianas, que son exactamente la fuerza de los movimientos sociales. La fuerza de unos es el límite de otros y vice-versa.

Estoy haciendo una síntesis, repito. No soy de la idea de ¡“los partidos acabaron, viva los movimientos sociales”!

Los movimientos pueden tener mucha vinculación con la vida concreta, pero es difícil que un movimiento tenga la longevidad del MST. Este es un movimiento fuerte porque tiene dinámica y vida de base, no sólo lucha cotidiana. Las mujeres del MST pueden discutir acciones y actitudes, así como los asentados, pues tienen autonomía en la base que le permite avanzar un poco. Y creo que lo mismo se puede decir del MTST.

Los movimientos sociales nacen y desaparecen. Los partidos al menos se han mostrado más longevos, aunque perdieron la capilaridad con la vida cotidiana, de tal modo que el salto positivo en el siglo XXI sería una aproximación de esos dos polos orgánicos del mundo del trabajo.

La energía que todavía de las rebeliones de 2013 deben caminar en la dirección de “contra-rebeliones”


 

- postaporteñ@ 1511 - 2015-11-23 
 



Las elecciones bajo el faro de Artigas y López Jordán





Comparar el balotaje con momentos clave de la historia en que el poder constituido mandó cortar cabezas
 


Daniel Tirso Fiorotto

de la Redacción de UNO 22/11/15 Paraná, Entre Ríos


 

Entre Ríos no logra sobreponerse todavía del sacudón que le provocó la invasión resuelta por Domingo Sarmiento para anular los votos que hicieron gobernador a Ricardo López Jordán, tras el asesinato de Justo de Urquiza.
La guerra entrerriana ocurrió hace siglo y medio, casi, y esa derrota que aún nos pesa atraviesa los más diversos ámbitos, no se circunscribe a la política partidaria.
Cómo serán las resonancias del cimbronazo de los Remington comprados por Sarmiento a los Estados Unidos, contra la carne de los panzaverdes, que tras décadas de gobiernos peronistas aún se sostiene en las aulas la Marcha que hace soñar a los niños con Urquiza, cuando el mayor de los peronistas entrerrianos, Fermín Chávez, demostró con creces el despotismo del estanciero, y su total desprecio por las inquietudes del pueblo.
Los otrora revolucionarios radicales, que tanto le deben a López Jordán, y los peronistas llamados justicialistas, rindiendo tributo a Urquiza en la Marcha, en pleno siglo XXI: he ahí el más pleno testimonio de la resignación.

Gran discriminador

Las elecciones son nacionales, entonces parecerá un desatino enfocar la provincia. Pero el federalismo tiene raíces milenarias y nació con Artigas para el cono sur, no para encerrarse en lo local.
Las repercusiones de la derrota se notan incluso en los docentes (con escasas excepciones), que no se han animado todavía a revertir la mentira, y así le cantan a Urquiza como celebran su Día del Maestro con Sarmiento, principal entre los racistas argentinos (racismo genocida en las provincias, en la Patagonia, en el Chaco y en el Paraguay), y enemigo declarado del federalismo que vio la luz en el Espinillo; no con una volanteada precisamente.
Lo cierto es que en tiempos del encuentro de Urquiza con Sarmiento (que desembarcó del buque llamado Pavón, nada menos, en febrero de 1870), había unos blancos, mayoría, que no aprobaban al uno ni al otro, como se comprobaría con sangre dos meses después, un 11 de abril.

¿Por qué cayó Urquiza? Que lo diga Chávez: “falta de libertad electoral, administración personalista de la justicia, arbitrariedad en la compra-venta de tierra y hacienda, desvalorización agraria, arbitrariedades del contrato Fragueiro y supresión de las Municipalidades”.  (Vida y muerte de López Jordán).
El déspota había sido capaz de privatizar hasta las rentas del estado (contrato Fragueiro), con irritantes efectos sociales. Sin contar aquí los silencios, agachadas y negocios urquicianos en torno de Pavón, el crimen de Peñaloza, el ataque a Paysandú, la guerra al Paraguay, en fin. Hasta los popes del Colegio del Uruguay fogonearon el jordanismo, Alberto Larroque entre ellos.
Tal vez se explicaría en algo la Marcha (los últimos versos: “para hacer de la heroica Entre Ríos/ la Entre Ríos que Urquiza soñó”), si aceptáramos que los partidos mayoritarios no ven del todo mal la actuación de Urquiza en ese listado de acusaciones: patrimonialismo, despotismo, arbitrariedades, negocios incompatibles, traiciones, guiños al unitarismo, enriquecimiento, manipulación de jueces, aprietes, oligarquía…

Paraguay y Entre Ríos

La otra razón posible: ignorancia. Y una tercera: no nos da el cuero todavía para decirles a los jefes de Buenos Aires que sus próceres de allá fueron asesinos acá como en el Paraguay.
“Después de destruir al Paraguay el partido Liberal necesita destruir a Entre Ríos, última rama del viejo árbol federal, y eso es lo que comienza a ejecutar Sarmiento”, dice Fermín Chávez. Y repite como una síntesis el pensamiento del empresario banquero Antonio Fragueiro ante la invasión que anhela: “por primera vez van a ponerse frente a frente, la levita que representa la civilización y el chiripá la barbarie”. Entonces Fermín llama a esa generación “la civilización de la levita que destruyó al pueblo paraguayo y también al entrerriano”.
Y bien, esa civilización de la levita puede ofrecer un par de candidatos enfrentados en apariencia, sin dudas, en el siglo XXI.

López Jordán fue votado según la Constitución. Poquitos votos, pero eso era norma entonces. Como se ha dicho, cuando los votos amenacen cambiar algo profundo serán prohibidos: pues Entre Ríos lo comprobó, sangría mediante, con el todavía “padre del aula”. Hoy ¿cambian algo?.. Vayamos a votar con tranquilidad. Que la conciencia es (todavía y demos gracias) inexpugnable.


Hipocresía


Para describir la situación provincial en tiempos de invasión sarmientista, dice el gran Alejo Peyret: “la palabra fue dada al hombre, como decía Talleyrand, para disfrazar su pensamiento. La verdadera traducción de liberales aquí, sería opresores. Así volvemos por un circuito al sistema unitario, menos con la franqueza, pero sí con refinada hipocresía”.

Peyret habló así en épocas de Sarmiento y sus palabras cobran vigencia tras el “debate” presidencial reciente y las propagandas.
Millones y millones de pesos nos costó este año de campañas, cuyos frutos están sintetizados en el llamado “debate”, esa farsa. Algún día podremos analizar cómo los poderosos desairaron al pueblo, para luego mandar desobedeciendo.

Los candidatos a presidente (a quienes se les debe exigir méritos), no contestan. En cualquier reunión preguntamos y contestamos, es natural en las ruedas de mate.

Pero eso no se aplica en las reuniones preparadas exclusivamente para que los pretendidos presidentes pregunten y contesten.
La burla bastaría para descartarlos y convocar a los que salieron tercero y cuarto, pero no nos extenderemos sobre esto en plena veda.
Hoy podemos ir a sufragar en paz: el establishment no corre riesgo alguno.
Muy lejos de aquella elección del sobrino de Francisco Ramírez en que Sarmiento, quizá con exceso de prevenciones, advirtió que resucitaba la llamada “barbarie”, los cabecitas negras, y abortó.

Han pasado 145 años, y los entrerrianos seguimos anclados en la dispersión de Ñaembé que lloró López Jordán, y que le dio a Julio Argentino Roca un envión hacia la presidencia. Con la cabeza de los entrerrianos, los mapuches y los guaraníes, construyó  Roca su escalera.

Seguimos inclinados aún ante la posterior carnicería de Don Gonzalo, el escarmiento unitario, medio obligados a votar entre sarmientos y mitres (por la línea unitaria y de alta burguesía, no por el talento que es un ilustre desaparecido en la política argentina)


Voto peligroso

El atropello del poder unitario encabezado por Sarmiento, destruyendo a nuestros paisanos con sus Remington y Krupp, se explica en que el triunfo de Ricardo López Jordán o alguno de los federales no les convenía. Una especulación electoral destruyó entonces la autonomía.
Buenos Aires había sabido sacarse de encima primero a Artigas y en seguida a Ramírez. Luego lograría terminar con Urquiza (con su fantasma, digamos), y en seguida con López Jordán.
Ahí se mostró la disposición del poder constituido para erradicar el voto, si el voto molesta. Ni la renuncia que ofreció el gran entrerriano (nacido en Paysandú) podía aplacar la sed de sangre del “padre del aula”

Las dos cabezas


Los poderosos están de fiesta. Sus intereses, bien cuidados, gane quien gane. Y los temas que nos interesan no entran en el “debate”.

Por ejemplo: la mercantilización de la tierra, que tanto daño genera en las familias por el destierro, el hacinamiento, la desocupación, la muerte.
¿Postulados a la presidencia sin hablar de la tierra? Vaya debate. Los periodistas porteños no les preguntaron tampoco, es obvio. Pero sí dijeron “Malvinas”, y los candidatos evitaron también una respuesta. Como quedó a la vista, todos respondemos cuando nos preguntan, menos ellos. Entonces, ¿qué más hace falta para comprender el momento?

José Artigas, en vez de esquivar el tema de la tierra lo encaró con visión revolucionaria. Se han cumplido 200 años del incomparable Reglamento provisorio.  Cosa que ignoran olímpicamente los niños bien de la facción que mandó por las cabezas de Artigas y de López Jordán.
Frente al poder de los españoles de Javier Elío y a los porteños del Triunvirato, que parecían enemigos pero habían pactado entregar Uruguay y parte de Entre Ríos a España en 1811, Artigas no se quedó con Elío ni con Buenos Aires, ¿nos explicamos? Y acompañó a las familias orientales al Ayuí. Ni unos ni otros: los valientes dan batalla cuando quieren, y jamás en la cancha y con las reglas del enemigo

Aborto de la revolución


Llegada su hora, los blancos entrerrianos no acordaron con Urquiza ni con Sarmiento.
Las coplas del cancionero popular jordanista que canta Ricardo Maldonado, preguntan: “Dónde están los blancos lirios, / qué se han hecho, dónde están, / dónde están los entrerrianos, / dónde está López Jordán”.
Dicen esos versos antiguos sin dueño que canta el paisano de Galarza: “De azahares tengo coronas/ pa’ regalarle a Jordán/ y a todos los que defienden/ el derecho provincial. / Yo vi venir a Jordán/ en un caballo tordillo/ gritándole a los salvajes/ que se aten los calzoncillos”.


Hoy se votará por Mauricio Macri, por Daniel Scioli, o en blanco. Los que llegaron (por razones largas de analizar), no responden preguntas, como no responden los interrogantes que dejó planteado el aborto de la revolución federal nunca muerta, sólo inconclusa.

“Corona de blancos lirios/ se ponen sobre el altar/ para que salve la vida/ a la patria y a Jordán”, canta Maldonado y agrega en la Antigua litoralera de Martínez Paiva:

 “De Entre Ríos a Misiones/ no almitimos unitarios, por desliales y arbitrarios/ los echamos a empujones”

 

tirso - postaporteñ@ 1511 - 2015-11-23 


 

Guerra social y telaraña imperialista en Siria

 (2011-2015) VII


7. Perspectivas


Aunque los últimos acontecimientos en Turquía pueden abrir una brecha en la guerra imperialista en Siria, no podemos ser en absoluto optimistas. Es evidente que en Siria, salvo contradicciones efímeras, ya nada queda de las viejas reivindicaciones de la revuelta, las contradicciones burguesas masacran a nuestra clase, el proletariado revienta en el festín del capital. Ya sea mediante las debilitadas y desmoralizadas fuerzas del ELS, o de su relevo el Frente Islámico y Al–Nusra, mediante las fuerzas de al–Assad, el Estado Islámico, o el PYD, el proletariado es destruido, canalizado y masacrado. Más allá de los intereses en juego de cada burguesía en particular, la victoria global del capital sobre la tumba del proletariado es una evidencia absoluta. Por encima de los intereses fraccionales de tal o cual burguesía está la liquidación de la lucha proletaria, la destrucción del sujeto de la revolución

 La guerra imperialista es ante todo una guerra contra el proletariado

Liquidar la amenaza revolucionaria y conducir al proletariado a masacrarse entre sí en distintos bandos burgueses enfrentados es la victoria fundamental del capitalismo mundial. Lo demás pasa a un segundo plano. Cuando las pujas entre fracciones del capital adquieren una relevancia de primer orden, cuando los burgueses se consagran única y exclusivamente a sus rivalidades, significa que nuestra clase ha dejado de estar presente como fuerza social relevante para convertirse en un dócil siervo de sus amos. 
Claro que eso no quiere decir que esa situación sea definitiva, que no existan expresiones que escapen al encuadramiento, que el proletariado no pueda dar la vuelta a la situación, que en plena guerra imperialista el desarrollo de los acontecimientos y las insoportables condiciones de esa guerra no puedan volver a poner sobre la mesa la cuestión social girando las armas contra su propio ejército, contra su propia burguesía. 
Sobran ejemplos históricos al respecto
Como decíamos no podemos ser optimistas a corto plazo cuando atrapados en la telaraña interburguesa /43 estamos siendo masacrados en Siria. En toda la historia nunca hubo una desproporción tan brutal entre la necesidad urgente de la revolución social que hay hoy en día en todo el mundo, y la ultra–limitada consciencia y actuación consecuente que se tiene de esa necesidad.
 Nunca en momentos de crisis y agitación como los que actualmente vivimos fueron tan pocos los revolucionarios que a contracorriente defendieron las tareas que exige la revolución social contra todas las medidas reformistas y las prácticas sin perspectivas. El proletariado en Siria no escapa de esa dinámica. Fue capaz de desencadenar una tormenta el 15 de marzo de 2011 o en Rojava poco después, como lo pudo hacer nuestra clase en toda una serie de países estos últimos años.

Porque son las condiciones brutales de existencia bajo el capitalismo las que lanzan al proletariado a la batalla

Pero nuestra clase fue incapaz de dar un salto de calidad que le hiciera pasar a una fase más determinante, en la que levante abiertamente la bandera de la revolución social y conducida por su gigantesca experiencia histórica logre delimitarse de las trampas de su enemigo. La causa de esta incapacidad hay que buscarla en la debilidad programática y organizativa del proletariado. Y pese a todo, como siempre, la única alternativa que tenemos es abrir un agujero en toda esa telaraña, delimitar la frontera de clase frente a todas las alternativas burguesas, romper los frentes burgueses impulsando el derrotismo revolucionario, denunciar el mal menor, la democracia, el frentismo y todas las ideologías politicistas y gestionistas que nos encadenan en nuestra condición de esclavos. Asumir la lucha contra el capitalismo en toda su profundidad y totalidad. 
No hay otro camino para afrontar la guerra social desde la óptica revolucionaria. Así nos lo recuerda y señala toda una inmensa y rica acumulación de experiencias históricas. Pero no es sólo una tarea del proletariado en Siria, es una tarea del proletariado mundial.


Los problemas de nuestra clase en Siria son un reflejo local de la situación mundial.

En ese sentido, la acción proletaria en los países de los Estados que comandan la represión y encuadramiento de los proletarios en Siria se presenta vital para desestructurar la operación internacional de la burguesía y sus cuerpos de choque. Los episodios de las luchas en Egipto y en Turquía dan muestras del efecto de la lucha de nuestra clase en los Estados que participan en esa guerra imperialista. La oposición burguesa en Siria tuvo una primera crisis ante las convulsiones en Egipto y el consecuente debilitamiento de la organización de los Hermanos Musulmanes. Por otro lado, la intervención directa con sus propios ejércitos por medio de Turquía, e incluso por EEUU, que parecía inminente e imparable en 2013 se paralizó, y sin duda la lucha de nuestra clase en Turquía tuvo mucho que ver en ello, al obligar al Estado turco a volver sus ojos a su propio país. Un Estado no puede lanzarse a la ofensiva militar fácilmente si en su propio país el proletariado se lanza a la batalla pues puede ser barrido en la retaguardia  /44

 Es evidente que todo esto que afirmamos, todas estas tareas de nuestra lucha, tanto en Siria como en todo el mundo, no sólo asustan por su inmensidad, sino porque hoy parece más difícil que nunca abordarlas por la debilidad general en la que se encuentra nuestra clase. Lejos de desanimarnos o llevarnos a cuestionar y “actualizar” a la moda el programa de la revolución y sus tareas, estamos más convencidos que nunca que para la humanidad no existe otra salida que la revolución comunista

No será con parlamentos “revolucionarios”, con purificaciones democráticas, con alternativas gestionistas, con “cambios” en la vida cotidiana bajo el capital, ni con “concienciadores” como se avance hacia esa revolución. Tampoco con la simple voluntad de un puñado de revolucionarios que se creen que con su práctica (se exprese ésta a nivel teórico o en acciones) pueden cambiar el mundo. Será el proletariado con sus luchas el que se verá impulsado a romper con todas las falsas salidas que ofrece el capital: reapropiándose de su propia experiencia, denunciando y luchando contra todos los obstáculos y frenos que se lanzan contra su movimiento, consolidando un asociacionismo proletario cada vez más experimentado, secretando minorías revolucionarias que impulsen el enfrentamiento hasta sus últimas consecuencias revolucionarias… 
No hay otro camino para la revolución social

Nunca lo hubo y nunca lo habrá. Los atajos, las «maniobras tácticas», el «realismo», los caminos intermedios, el etapismo, el inmediatismo… siempre han sido callejones sin salida a la revolución. La revolución emana única y exclusivamente del proletariado, de los explotados de todo el planeta que luchan por dejar de serlo para siempre, que luchan por abolir esta sociedad de clases. Como decía Marx, las revoluciones proletarias se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la inmensidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás

En esas líneas se resume la historia de nuestra lucha por abolir la condición proletaria y con ella las clases sociales, los Estados y la larga serie de condiciones creadas por una sociedad que se contrapone a la vida


notas


43-   Aunque nos referimos a Siria es evidente que esta telaraña es internacional

44-  En ese sentido, los acontecimientos de los últimos meses en Turquía, que siguen desarrollándose mientras terminamos este texto, pueden abrir un nuevo escenario.
Proletarios Internacionalistas
 
pi - postaporteñ@ 1511 - 2015-11-23

 

No hay comentarios: